miércoles, 24 de junio de 2015

DIECISIETE CONTRADICCIONES Y EL FIN DEL CAPITALISMO - DAVID HARVEY (FICHA)


Prólogo (2014): La crisis del capitalismo que toca ahora

"Pero lo más llamativo de las crisis no es tanto la trasformación total de los espacios físicos, sino los cambios espectaculares que se producen en los modos de pensamiento y de comprensión, en las instituciones y en las ideologías dominantes, en las alianzas y en los procesos políticos, en las subjetividades políticas, en las tecnologías y las formas organizativas, en las relaciones sociales, en las costumbres y los gustos culturales que conforman la vida cotidiana. Las crisis sacuden hasta la médula nuestras concepciones mentales y nuestra posición en el mundo" (11).

"No son solo las élites capitalistas y sus acólitos académicos e intelectuales los que parecen incapaces de romper de manera radical con su pasado o de concretar una salida viable de la intolerable crisis de bajo crecimiento, estancamiento, desempleo elevado y pérdida de la soberanía del Estado ante el poder de los propietarios de los bonos de deuda pública. Las fuerzas de la izquierda tradicional (partidos políticos y sindicatos) son claramente incapaces de organizar una oposición sólida contra el poder del capital" (14).

"Lo que queda de la izquierda radical actúa ahora mayoritariamente fuera de los canales de la oposición organizada o institucional, esperando que las acciones a pequeña escala y el activismo local puedan a la larga converger en algún tipo de gran alternativa satisfactoria. (...) Los puntos de vista y acciones autónomos, anarquistas y localistas abundan por doquier, pero dado que esta izquierda quiere cambiar el mundo sin tomar el poder, la clase capitalista plutócrata, cada vez más consolidada, se mantiene sin que se desafíe su capacidad de dominar el mundo ilimitadamente" (14).

"Las crisis mundiales han sido siempre, como Marx dijo una vez: «la concentración real y el ajuste forzoso de todas las contradicciones de la economía burguesa[1]»" (15).


Introducción: Sobre la contradicción

En las crisis del mercado mundial se revelan aparatosamente las contradicciones y antagonismos de la producción burguesa. En lugar de investigar cuáles son los elementos contradictorios que entrechocan, los apologetas se contentan con negar la catástrofe misma y se obstinan en afirmar, frente a su periodicidad regular, que si la producción tuviese lugar según prevén los manuales, nunca se darían crisis. La apologética se resume pues en el falseamiento de las relaciones económicas más simples y especialmente en sostener la unidad frente a la contradicción. (Karl Marx, Theories of Surplus Value, tomo 2, p. 500).

Dos significados para contradicción (17):
1) Aristotélico: contradicción de dos proposiciones. Una puede ser cierta y la otra no.
2) Fuerzas aparentemente opuestas simultáneamente presentes en una situación/procesos determinado. Se opta por esta definición.

"A cada momento nos vemos tironeados por tales tensiones, que tenemos que superar un día tras otro evitando que nos estresen o agoten demasiado" (17-18).

"Las contradicciones no son siempre rotundamente malas y evidentemente no trato de sugerir connotaciones automáticamente negativas. Pueden constituir una fuente fecunda de cambio social y personal de la que la gente salga mucho mejor que antes" (19).

"Una contradicción puede ser con frecuencia la «madre de una invención»; pero (...) Las contradicciones tienen la desagradable costumbre de no ser resueltas sino simplemente desplazadas" (19).

"Las crisis son momentos de transformación en los que el capital suele reinventarse a sí mismo y transformarse en algo diferente; y ese «algo diferente» puede ser mejor o peor para la gente por mucho que estabilice la reproducción del capital. Pero las crisis son también momentos de peligro cuando la reproducción del capital se ve amenazada por las contradicciones subyacentes" (19).

"Para empezar, en cualquier caso, debo atender a la que es quizá la contradicción más importante: la que se da entre realidad y apariencia en el mundo en el que vivimos" (20).

"«Fetichismo». Con ese término Marx se refería a las diversas máscaras, disfraces y distorsiones de lo que sucede realmente en el mundo que nos rodea. «Si todo fuera tal como parece superficialmente –escribía– no habría ninguna necesidad de ciencia»" (20).

"El dinero parece tener la capacidad mágica de poner sus propios huevos de oro, de crecer con un incremento anual cada vez mayor; sin que yo haga nada, mi cuenta de ahorros medra cada vez más. ¿Pero de dónde viene realmente el aumento de dinero (el interés)?" (21).

"El fetiche entendido de esa forma no es una creencia insensata, una mera ilusión o una galería de espejos (aunque a veces parece serlo). Es realmente lo que sucede al usar el dinero para comprar mercancías o servicios y vivir sin más preocupación que la cantidad de dinero que tenemos y cuánto se podrá comprar con ella en el supermercado (...) En general no sabemos nada de la gente que produce los bienes que dan sustento a nuestra vida cotidiana" (21).

"Podemos vivir perfectamente bien en un mundo fetichista de signos y apariencias superficiales, sin necesidad de saber nada de cómo funciona (del mismo modo que podemos accionar un interruptor y disponer de luz sin saber nada de la generación de electricidad). Solo cuando sucede algo extraordinario –los estantes del supermercado están vacíos, los precios suben disparatadamente, el dinero que guardamos en nuestra cuenta disminuye bruscamente de valor o la luz no se enciende– nos hacemos las grandes preguntas sobre por qué y cómo esas cosas que suceden «tan lejos», más allá de las puertas y de los muelles de descarga de los grandes almacenes, pueden afectar tan espectacularmente a la vida y el sustento cotidianos" (22).

Esta investigación se centra en el capital y no en el capitalismo (22).

"Por capitalismo entiendo cualquier sistema social en el que predominan de forma hegemónica los procesos de circulación y acumulación del capital a la hora de proporcionar y configurar las bases materiales, sociales e intelectuales para la vida en común. El capitalismo está cuajado de innumerables contradicciones, muchas de las cuales no tienen, sin embargo, nada que ver directamente con la acumulación del capital. Esas contradicciones trascienden las especificidades de las formaciones sociales capitalistas" (22).

"De la misma forma que un biólogo puede aislar determinado ecosistema cuya dinámica (¡y contradicciones!) hay que analizar como si no existiera el resto del mundo, yo trato de aislar la circulación y acumulación del capital de todo lo demás que las rodea" (23).

"Trato el capital como un sistema cerrado a fin de determinar sus principales contradicciones internas" (23).

"No digo, por lo tanto, que todo lo que sucede en el capitalismo sea obra de las contradicciones del capital, pero sí pretendo discernir las contradicciones internas de este que han generado las recientes crisis" (23).

"Para el hipotético movimiento «anticapitalista» ahora en formación es aún más crucial no solo entender mejor el funcionamiento de su antagonista para oponerse al mismo, sino también articular una clara argumentación sobre por qué tiene sentido en nuestra época un movimiento de este tipo y por qué es tan necesario tal movimiento en los difíciles años que nos esperan para que el conjunto de la humanidad pueda vivir una vida decente" (25).

"Quiero saber cómo funciona el motor económico del capitalismo (el capital), por qué funciona como lo hace, y por qué podría tambalearse y detenerse y a veces parece estar a punto del colapso. También quiero mostrar por qué debería sustituirse ese motor económico y cuál podría ser su eventual reemplazo" (25).

PRIMERA PARTE. Las contradicciones fundamentales

"Las siete primeras contradicciones son fundamentales porque el capital simplemente no podría existir ni funcionar sin ellas. Además, todas ellas están entrelazadas de tal modo que hacen imposible modificar sustancialmente cualquiera de ellas, y menos aún abolirla, sin modificar seriamente o abolir las otras" (29).

1.       Contradicción 1. Valor de uso y valor de cambio

"La comida me es útil en formas que el dinero no lo es" (31).

"En una sociedad capitalista, todas las mercancías que compramos tienen un valor de uso y un valor de cambio" (31).

"La vivienda como valor de uso, ofrece cobijo; es un lugar donde la gente puede construirse un hogar y una vida afectiva; es un nicho de reproducción cotidiana y biológica (donde cocinamos, hacemos el amor, tenemos discusiones y educamos a los niños); ofrece privacidad y seguridad en un mundo inestable. Puede también funcionar como símbolo de estatus o de pertenencia social a algún subgrupo, como signo de riqueza y poder, como señal mnemónica de memoria histórica (tanto personal como social), como objeto de importancia arquitectónica (...)" (31-32), etcétera.

"¿Pero qué se puede decir de su valor de cambio? En gran parte del mundo contemporáneo tenemos que comprar la vivienda o alquilarla a fin de disponer del privilegio de usarla, para lo que tenemos que emplear dinero. La cuestión es cuánto valor de cambio se requiere para procurarnos sus usos y cómo afecta ese «cuánto» a nuestra capacidad para disponer de los usos particulares que deseamos y necesitamos" (32).

"El valor de cambio queda determinado por los costes reales de producción más el beneficio, el coste del endeudamiento y la renta capitalizada (precio de la tierra). El objetivo de los productores es obtener valores de cambio, no valores de uso. La creación de valores de uso para otros es un medio para ese fin" (33).

"Para que se produzca un trueque simple otro ha de poseer algo que yo deseo y yo he de tener algo que el otro desea. Se pueden construir cadenas de trueque, pero son limitadas y engorrosas, por lo que cierta medida independiente del valor de todas las mercancías en el mercado –una medida única de valor– se hace no solo ventajosa sino necesaria. Puedo entonces vender mi mercancía a cambio de cierto equivalente general del valor y usar ese equivalente general para comprar en otro lugar cualquier otra cosa que yo quiera o necesite. El equivalente general es, por supuesto, el dinero. Pero eso nos lleva al campo de la segunda contradicción del capital: ¿qué es el dinero?" (39).


2.       Contradicción 2. El valor social del trabajo y su representación mediante el dinero

El dinero es "un medio de circulación (que facilita los intercambios resolviendo el problema de la «no coincidencia de intereses» que limita el trueque directo); ofrece una única vara de medir los valores económicos de todas las mercancías en el mercado, y también una forma de almacenar el valor. ¿Pero qué representa el dinero y cómo se multiplica en sus significados y funciones sociales y políticas para que parezca como si fuera el afán de dinero el que mantiene en movimiento el mundo social y económico?" (41).

"El dinero es, en primera instancia, un medio con el que puedo reclamar una parte del trabajo social de otros; esto es, un título sobre ese trabajo invertido en la producción de bienes y servicios para otros colocados en el mercado (eso es lo que diferencia una «mercancía» de un «producto» como los tomates que cultivo en mi huerto para mi propio consumo)" (41).

"En una sociedad compleja, como la que el capital ha construido, dependemos en gran medida del trabajo de otros para obtener los distintos valores de uso que necesitamos para vivir, y cuya disponibilidad damos por segura" (41).

"Lo que el dinero representa es el valor social de toda esa actividad, de todo ese trabajo. El «valor» es una relación social establecida entre las actividades de millones de personas de todo el mundo" (42).

"Al ser inmaterial e invisible, el valor requiere alguna representación material, y esta es el dinero. El dinero es una forma tangible de apariencia así como símbolo y representación de la inmaterialidad del valor social (...) Existe una disparidad entre la representación y la realidad social que trata de representar" (41). Esta disparidad es la segunda contradicción.

"El dinero-mercancía (como el oro y la plata) se inserta en mercancías tangibles con determinadas cualidades físicas, mientras que las monedas, el papel moneda y el dinero fiduciario (ya fueran emitidos por entidades privadas o por el Estado), así como las formas más recientes de dinero electrónico son simplemente símbolos" (43).
El dinero de cuenta reduce notablemente la cantidad de dinero real necesario (43) Permite que la cantidad de dinero se expanda sin ningún límite técnico (45).

"De todo esto deriva un uso peculiar y aparentemente tautológico del dinero. Este, que supuestamente mide el valor, se convierte a su vez en un tipo de mercancía, el capital-dinero. Su valor de uso consiste en utilizarlo para producir más valor (beneficio o plusvalor)" (43).

Puedo usar mi dinero para hacer más dinero (47).

"El dinero que se supone que representa el valor social del trabajo creativo adopta una forma –capital ficticio– que circula hasta llenar finalmente los bolsillos de financieros y bonistas mediante la extracción de riqueza de todo tipo de actividades no productivas (no productoras de valor)" (47).

"Para empezar, el hecho de que el dinero permita que el poder social sea apropiado y exclusivamente utilizado por personas privadas sitúa al dinero en el centro de una amplia variedad de comportamientos humanos nocivos: el ansia y codicia de dinero y del poder que confiere se convierten inevitablemente en características centrales de la estructura política del capitalismo" (48).

"El deseo de dinero como forma de poder social lo convierte en un fin en sí mismo que distorsiona la relación entre oferta y demanda del mismo que se necesitaría simplemente para facilitar los intercambios, desmintiendo la supuesta racionalidad del mercado capitalista" (48).

"La forma que el dinero ha asumido actualmente ha alcanzado el estatus de un doble fetiche: una representación abstracta (puros números almacenados en los ordenadores) de una representación concreta (como el oro y la plata) de la inmaterialidad del trabajo social. Cuando el dinero cobra la forma de meros números, se hace potencialmente ilimitado en cuanto a su cantidad, lo que permite que florezca la ilusión de que un crecimiento indefinido y sin límites del capital en su forma dinero es no solo posible sino deseable" (51).

"El abandono de la base metálica de la oferta monetaria mundial a principios de la década de 1970 creó un mundo totalmente nuevo de posibles contradicciones. El dinero podía ser impreso ad infinitum por quienquiera que estuviera autorizado a hacerlo" (51).

3.       Contradicción 3. La propiedad privada y el Estado capitalista

"Las mercancías no van por sí mismas al mercado. Agentes individuales –compradores y vendedores– se reúnen en el mercado para intercambiar las mercancías por dinero y viceversa. Para que esto ocurra, compradores y vendedores deben tener un derecho exclusivo de propiedad sobre las mercancías y el dinero que manejan" (53).

"permítaseme en primer lugar una distinción entre posesión individual y propiedad privada. Todos nosotros, como personas vivas, poseemos circunstancialmente cosas de las que hacemos un uso activo (...) aunque para muchos procesos y objetos exista una relación de exclusividad entre el usuario (o los usuarios) y el objeto o servicio en cuestión, eso no significa exactamente lo mismo que la propiedad privada" (53).

"La propiedad privada establece un derecho de pertenencia exclusiva sobre un objeto o un proceso, ya esté siendo utilizado activamente o no" (53).

"El derecho de propiedad privada confiere la posibilidad de vender (enajenar) lo que se posee (...)  Se crea así una diferencia entre lo que se llaman derechos de usufructo (que corresponden al uso activo) y derechos de propiedad exclusiva permanente" (54).

"Los derechos de propiedad privada presuponen un vínculo social entre lo poseído y una persona, definida como sujeto jurídico, que es el propietario y que puede disponer libremente de su propiedad" (54).

"Mediante una prestidigitación maravillosa del razonamiento jurídico, el derecho de propiedad se transformó, atribuyéndolo no solo a individuos sino también a empresas y otras instituciones que la ley define igualmente como personas jurídicas" (54).

"El derecho de propiedad privada se tiene en principio a perpetuidad. No expira ni se disipa por la falta de uso. Puede pasar de una generación a otra mediante la herencia" (54).

"La imposición de los derechos de propiedad privada depende de la existencia de poderes estatales y de sistemas jurídico-legales (usualmente acoplados con los de recaudación impositiva en forma monetaria) que codifican, definen y hacen valer las obligaciones contractuales que corresponden al derecho de propiedad privada y a los derechos de los sujetos jurídicos individuales" (55).

"Pero para ser propiedad privada, un objeto o un proceso tienen que estar claramente delimitados y tener un nombre y rasgos identificativos (...). No todo es susceptible de esa condición" (56).

"Pero en la relación entre el Estado capitalista y la propiedad privada no todo es armonía. En la medida en que el Estado asume cierta forma de democracia con el fin de oponerse a modalidades estatales absolutistas y autocráticas, que pueden ser arbitrariamente hostiles o no receptivas frente a ciertos requerimientos del capital, por ejemplo con respecto a su libertad de movimientos, queda expuesto a influencias populistas de diversos tipos. Si, como sucede a veces, queda en manos de las organizaciones obreras y los partidos políticos de izquierda, estos pueden emplear sus poderes para contrarrestar los del capital como propiedad privada. El capital no puede entonces seguir operando libremente en muchos campos de la economía (mercado laboral, procesos de trabajo, distribuciones de la renta y otros parecidos), viéndose obligado a funcionar en el marco de una auténtica selva reguladora que limita sus libertades" (60-61).

"Dados sus poderes fiscales y la sensibilidad del Estado frente a las influencias e intereses políticos, sus poderes se pueden reorientar a veces políticamente hacia fines económicos que sobrepasan la actividad y los intereses empresariales privados" (61).

4.       Contradicción 4. Apropiación privada y riqueza común

"La riqueza común creada por el trabajo social aparece en una variedad infinita de valores de uso" (65).

"La apropiación y acumulación privadas de esa riqueza común y del trabajo social coagulado en ella se produce de dos modos muy diferentes:

En primer lugar, existe un vasto conjunto de lo que ahora consideraríamos actividades extralegales, como el robo, hurto, fraude, corrupción, usura, violencia y coerción, junto con diversas prácticas turbias y dolosas en el mercado (monopolización, manipulación, arrinconamiento del mercado, alteración de los precios, pirámides de Ponzi, etc.).

Por otro lado, la gente puede acumular riqueza mediante intercambios legalmente sancionados en condiciones comerciales no coercitivas y en mercados de funcionamiento libre" (65).

"es estúpido tratar de entender el mundo del capital sin tener en cuenta los cárteles de la droga, los traficantes de armas y las diversas mafias y otras formas criminales de organización que desempeñan un papel tan significativo en el comercio mundial" (65).

"la esencia misma del capital alberga una economía basada en la desposesión. La desposesión directa del valor producido por el trabajo social en el lugar de producción no es más que un eslabón (aunque primordial) de la cadena de desposesión que nutre y sostiene la apropiación y acumulación de grandes porciones de la riqueza común por «personas jurídicas» privadas (esto es, entidades legales entre las que se encuentran las grandes corporaciones)" (66).

Para Polanyi "los mercados para el trabajo, la tierra y el dinero son esenciales para el funcionamiento del capital y la producción de valor" (67).

"Es evidente, no obstante, que trabajo, tierra y dinero no son mercancías [...]. El trabajo no es más que la actividad económica que acompaña a la propia vida la cual, por su parte, no ha sido producida en función de la venta, sino por razones totalmente distintas, y esta actividad tampoco puede ser desgajada del resto de la vida, ni puede ser almacenada o puesta en circulación. La tierra por su parte es, bajo otra denominación, la misma naturaleza que no es producida por el hombre; en fin, el dinero real es simplemente un signo del poder adquisitivo que, en líneas generales, no es en absoluto un producto sino una creación del mecanismo de la banca o de las finanzas del Estado. Ninguno de estos tres elementos, trabajo, tierra y dinero han sido producidos para la venta, por lo que es totalmente ficticio considerarlos mercancías[2]". Dar pábulo a la ficción de que tierra, trabajo y dinero son mercancías conduciría, en opinión de Polanyi, a la «demolición de la sociedad».

Al disponer de la fuerza de trabajo de un hombre, el sistema pretende disponer de la entidad física, psicológica y moral «humana» que está ligada a esta fuerza[3].

"La transformación del trabajo, la tierra y el dinero en mercancías se logró mediante la violencia, el engaño, el robo, el fraude y actividades parecidas (...) Tales formas de desposesión fueron fundamentales en la creación del capital, pero lo más importante es que nunca desaparecieron (...) la economía política de la desposesión directa sigue funcionando en el mismísimo corazón del mundo capitalista. Lo paradójico es, por supuesto, que esas formas de desposesión están siendo ahora administradas cada vez más bajo el disfraz virtuoso de la política de austeridad supuestamente requerida para devolver a un capitalismo achacoso a una situación pretendidamente sana" (69).

"Una vez que la tierra, el trabajo y el dinero habían sido cosificados, pulverizados y separados de su inserción en los flujos más amplios de la vida cultural y la materia viviente, pudieron ser resuturados bajo el paraguas de los derechos y leyes constitucionales basados en los principios de los derechos individuales a la propiedad privada garantizados por el Estado" (70).

"Los bendecidos con suficiente poder dinerario pueden entonces comprar (o robar) casi cualquier cosa, excluyendo a la gran mayoría de la población que carece de suficiente poder dinerario, astucia subversiva o influencia político-militar para competir" (71).

5.       Contradicción 5. Capital y trabajo

"La apropiación y explotación de la fuerza de trabajo de unos seres humanos por otros es una característica desde hace mucho tiempo de la organización humana. El ejercicio del poder con ese fin ha supuesto la construcción de distintas relaciones sociales, desde la esclavitud, la servidumbre y el tráfico de mujeres (y a veces niños) como meras pertenencias sometidas al consentimiento de los creyentes para realizar la obra de Dios (o de los dioses) en las sociedades teocráticas o la sumisión de súbditos leales para ir a la guerra o para construir, digamos, pirámides en nombre de un líder, patriarca, monarca o señor local reverenciado. También viene siendo una práctica habitual desde hace mucho tiempo la racialización, etnización o discriminación de género de tales relaciones de dominación, apropiación y explotación de seres humanos supuestamente inferiores en el plano cultural, religioso o incluso biológico, que podían ser obviamente monetizadas y mercantilizadas. (...)  Por otra parte, el endeudamiento creciente (como el derivado del peonaje por deudas o de algún tipo de aparcería) era y sigue siendo una de las formas más insidiosas de apropiación del trabajo o del producto del trabajo de otros por quienes disponen de poder social, político o dinerario" (73).

"Pero lo que compra y vende el capital, y eso es lo que hace distinto y peculiar a este modo de producción, es la fuerza de trabajo intercambiada como mercancía. El trabajador dispone de ella y se la vende al capitalista en un mercado de trabajo supuestamente «libre»" (73).

"Lo más notable de ese sistema es que no parece basarse en el engaño, el robo o la desposesión, porque a los trabajadores se les paga el precio de mercado «justo» (el «salario corriente») al mismo tiempo que se les pone a trabajar para generar el plusvalor que el capital necesita para sobrevivir" (74).

"Para que se pueda crear y reproducir el capital, en resumen, los trabajadores deben crear más valor del que reciben" (74).

"¿De dónde viene entonces el valor extra que asegura un beneficio cuando el sistema de mercado depende en principio de la igualdad en los intercambios? Tiene que existir una mercancía con la capacidad de crear más valor que el suyo propio, y esa mercancía es la fuerza de trabajo" (74).

"Tanto el capital como el trabajo se hallan dentro de los límites de su derecho al contender por esas cuestiones, y como dijo Marx, «entre derechos iguales, es la fuerza [Gewalt] lo que decide[4]»" (75).

"Cuanto más éxito tiene el capital en su lucha contra los trabajadores organizados, mayores son sus beneficios. Y cuanto más éxito tienen los trabajadores, más se eleva su nivel de vida y más opciones tienen en el mercado laboral" (75).

"Para algunos autores de izquierdas (en particular marxistas) esta contradicción entre capital y trabajo es la principal y a ella están subordinadas todas las demás, por lo que a menudo se considera como fulcro de todas las luchas políticas significativas y semillero de cualquier organización o movimiento anticapitalista revolucionario. También la señalan algunos como verdadera fuente subyacente de todos los tipos de crisis económicas (...)" (75-76).

"En cualquier caso, la contradicción entre capital y trabajo no puede ser única como explicación de las crisis, ni conceptualmente ni tampoco, en último análisis, políticamente (...) Aunque la supresión final de la contradicción entre capital y trabajo y la creación de condiciones para un trabajo no alienado sean el principio y fin de un proyecto político alternativo, esos objetivos no se pueden alcanzar sin resolver las demás contradicciones, como la de la forma dinero y la capacidad privada de apropiarse de la riqueza social, con las que están asociados" (76). 

"En el pensamiento de izquierdas predomina la tendencia a privilegiar el mercado laboral y el lugar de trabajo como los dos dominios gemelos principales de la lucha de clases, por lo que son esos los lugares privilegiados para la construcción de alternativas a las formas capitalistas de organización (...) hay otros terrenos de lucha que pueden ser de la misma importancia, si no mayor" (77).

"(...) la política de acumulación por desposesión se convierte en medio primordial para la extracción de renta y de riqueza de las poblaciones vulnerables, incluida la clase obrera (se defina esta como se defina) (...)" supresión de derechos sociales bajo el neoliberalismo por ejemplo (78).

"La segmentación y segregación del mercado laboral y del de la vivienda según líneas raciales, étnicas y de otro tipo, por ejemplo, son rasgos prácticamente omnipresentes en todas las formaciones sociales capitalistas" (78).

"Si bien la contradicción capital-trabajo es incuestionablemente central y fundamental, no es –ni siquiera desde el punto de vista del capital solamente– una contradicción cardinal a la que están en cierto sentido subordinadas todas las demás" (78).

"(...)  su sobrevaloración o tratarla como si operara autónoma e independientemente de las demás contradicciones del capital ha sido muchas veces perjudicial, a mi juicio, para la genuina búsqueda revolucionaria de una alternativa al capital y, por lo tanto, al capitalismo" (79).

6.       Contradicción 6. ¿El capital es una cosa o un proceso?

Bohr y Heisenberg, padres de la mecánica cuántica, resolvieron el antiguo y largo dilema de la física sobre la luz formulando un principio de complementariedad que permitía aceptar la «dualidad onda-partícula» sin renunciar a ninguno de los dos aspectos (81). Hay dialéctica en las ciencias naturales.
"¿Debe pues considerarse el capital como un proceso o como una cosa? En mi opinión ambos aspectos son ciertos (...)" (81).

"La dualidad proceso-cosa no es exclusiva del capital, sino que en mi opinión es una condición universal de la existencia en la naturaleza, y dado que los seres humanos forman parte de esta, es una condición universal de la actividad y de la vida social en todos los modos de producción" (83).

"La unidad entre el capital que circula continuamente como un proceso y un flujo, por un lado, y las diferentes formas materiales que asume (primordialmente dinero, actividades de producción y mercancías), por otro, es contradictoria, induciendo tanto creatividad y cambio como inestabilidades y crisis, por lo que el foco de nuestra investigación será la naturaleza de esa contradicción" (81-82).

"Un capitalismo sin Estado es impensable (véase la Contradicción 3); pero el alcance de la intervención estatal depende de controles de clase y de la influencia sobre el aparato estatal" (83).

"Pero lo principal a este respecto es la definición del capital como proceso, como un flujo continuo de valor que atraviesa diversos momentos y transiciones de una forma material a otra. En determinado momento, el capital asume la forma dinero, en otro es un conjunto de medios de producción (incluida la tierra y ciertos recursos) o una masa de trabajadores que entra en la fábrica (...) Cuando se vende la mercancía, el capital vuelve de nuevo a su forma dinero. En ese flujo continuo, entre el proceso y las cosas existe una dependencia mutua" (83).

"El capital existe como un flujo continuo de valor a través de los diferentes estados físicos que hemos señalado (junto con otros que serán considerados más adelante). La continuidad del flujo es una condición primordial de la existencia del capital, que debe circular continuamente o fenecer. La velocidad de su circulación es también importante" (84).

"Pero todo esto presupone que las transiciones de una fase a otra transcurren sin problemas, y no es así" (84).

"Los trabajadores, además, no son autómatas. Pueden dejar caer sus instrumentos o entorpecer y frenar deliberadamente el proceso de trabajo. Para mantener la continuidad se necesita establecer un control y lograr la colaboración de la mano de obra" (84).

"A fin de que el capital circule libremente en el espacio y en el tiempo se deben crear infraestructuras físicas y entornos construidos que quedan fijados en el espacio (anclados en la tierra en forma de carreteras, vías férreas, torres de comunicación, cables de fibra óptica, aeropuertos y puertos, edificios fabriles, oficinas, casas, escuelas, hospitales, etc.)" (85).

"El capital está siempre en peligro de esclerotizarse y osificarse con el tiempo debido a la cantidad cada vez mayor de capital fijo que requiere" (86).

"El capital fijo y el circulante están en contradicción mutua pero ninguno de los dos puede existir sin el otro" (86).

7.       Contradicción 7. La contradictoria unidad entre producción y realización

"En el proceso de trabajo o su equivalente, el valor se añade mediante el trabajo, pero ese valor añadido permanece latente hasta que se realiza mediante la venta en el mercado. La continua circulación de capital depende del paso con éxito (expresado como tasa de beneficio) por dos momentos: primero la producción en el proceso de trabajo y, segundo, la realización en el mercado" (89).

"(...) la realización del capital mercantil, y por lo tanto también del plusvalor, está limitada no sólo por las necesidades de consumo de la sociedad en general, sino por las necesidades de consumo de una sociedad cuya inmensa mayoría es siempre pobre y siempre tiene que serlo[5]".

"La escasez de demanda agregada efectiva en el mercado (a diferencia de la demanda social de valores de uso por parte de una población necesitada) crea un serio obstáculo para la continuidad de la acumulación de capital, que provoca una caída de los beneficios. La capacidad de consumo de la clase obrera es un componente significativo de esa demanda efectiva" (91).

"La contradicción entre producción y realización puede, sin embargo, mitigarse de diversas formas. Para empezar, se puede incrementar la demanda frente a la caída de los salarios mediante la expansión de la magnitud total de la mano de obra (como sucedió cuando China comenzó a movilizar su excedente latente de trabajadores a partir de 1980, por poner una fecha), mediante la expansión del consumo de lujo por parte de la burguesía o por la existencia y expansión de capas de la población que no están dedicadas a la producción pero que tienen una considerable capacidad de compra (funcionarios del Estado, militares, abogados, doctores, educadores, etc.). Existe incluso una forma aún más relevante para contrarrestar esa contradicción: el recurso al crédito" (92).

"La otra vía para salvar la contradicción producción-realización consiste en sustraer a los trabajadores cualquier participación en el excedente que puedan haber adquirido para sí mismos, exigiendo precios exagerados o imponiendo tasas, rentas o impuestos a las clases trabajadoras para disminuir sus ingresos discrecionales y su nivel de vida. Esta práctica puede tener lugar también mediante la manipulación del salario social, de manera que las ganancias obtenidas en derechos de pensiones, educación, sanidad y servicios básicos puedan ser recuperadas por los capitalistas como parte de un programa político de acumulación por desposesión. (...) El capital puede ceder a las demandas de los trabajadores en el punto de producción, pero volver a recuperar lo cedido o perdido mediante extracciones abusivas en el espacio de vida" (93).


SEGUNDA PARTE. Las contradicciones cambiantes

"Las contradicciones fundamentales del capital no están aisladas unas de otras, sino que se entrelazan de diversas formas para proporcionar una arquitectura básica a la acumulación de capital" (97).

"Las contradicciones fundamentales son características permanentes del capital en cualquier momento y lugar, mientras que lo único constante en las contradicciones que consideraremos a continuación es que son inestables y se mantienen en cambio evolutivo permanente. Esto apunta a una comprensión de la economía política que se aparta radicalmente del modelo de las ciencias naturales, donde se puede asumir en general que los principios enunciados son verdaderos para cualquier momento y lugar" (98).

"En el caso de las contradicciones cambiantes hay que describir primero su naturaleza básica, antes de entrar a una evaluación general de la forma que asume en cada momento" (98).

"Captar el sentido del movimiento es políticamente vital, porque la inestabilidad y el cambio ofrecen oportunidades políticas al mismo tiempo que plantean problemas críticos. Las ideas y estrategias políticas que tienen sentido en un lugar y momento determinados no lo tienen necesariamente en otros" (99).


1.       Contradicción 8.Tecnología, trabajo y disponibilidad humana

"La tecnología se puede definir como el uso de procesos y objetos naturales para obtener productos que satisfagan las necesidades o los proyectos humanos. En su base, la tecnología define una relación determinada con la naturaleza, que es dinámica y contradictoria" (101).

"El objetivo inmediato y característico del capital (a diferencia, digamos, del ejército, el aparato estatal y muchas otras instituciones de la sociedad civil) es el beneficio, lo que se traduce socialmente en la perpetua acumulación de capital y la reproducción del poder de clase capitalista. (...)  El propósito inmediato del capital es aumentar la productividad, la eficiencia y la tasa de beneficio, y crear nuevas líneas de producción, si es posible cada vez más rentables" (102).

"El capital ni era ni es el único agente involucrado en la búsqueda de ventajas tecnológicas. Distintas ramas del aparato estatal lo han estado siempre profundamente" (103).

"Los cambios tecnológicos en el capitalismo, a los que el capital contribuye y de los que el capital se alimenta vorazmente, derivan, en resumen, de las actividades de diversos agentes e instituciones. Para el capital, esas innovaciones crean un vasto dominio de posibilidades siempre cambiantes para mantener o aumentar la rentabilidad" (103).

"Nuevas configuraciones tecnológicas desplazan a las más antiguas, y al hacerlo inician fases de lo que el economista Joseph Schumpeter denominó célebremente «vendavales de destrucción creativa[6]». El cambio tecnológico nunca es gratuito ni indoloro y su coste y el dolor que produce no se reparten por igual, por lo que siempre hay que preguntarse quién sale favorecido de la creación y quién carga con el peso de la destrucción" (107).

"Yo argumentaría que en la historia y la lógica del capital hay cinco imperativos tecnológicos dominantes que se solapan parcialmente. Considerémoslos brevemente (107)":
                1) Organización de la cooperación y de las divisiones del trabajo.
                2) Aceleración de la circulación del capital
                3) Las tecnologías de producción y difusión del conocimiento
                4) Finanzas y dinero
                5) control del trabajo y del proceso laboral

"También ha habido ciertamente ejemplos de intensa resistencia a las nuevas configuraciones tecnológicas por razones morales y éticas, desde la lucha de los luditas contra la introducción de máquinas hasta la rebelión de los físicos contra la proliferación de armas nucleares. Actualmente existen intensas controversias sobre la ética y los riesgos de la ingeniería genética y los alimentos genéticamente modificados" (110).

"La dinámica descentralizada de la evolución tecnológica es demasiado fuerte y el campo de posibles descubrimientos de novedades en la naturaleza demasiado amplio como para que en el inmediato futuro se produzca ninguna interrupción de la evolución tecnológica y económica" (110).

"En mi opinión hay dos contradicciones de gran importancia para las perspectivas futuras del capital. La primera se refiere a la relación dinámica de la tecnología con la naturaleza, de la que nos ocuparemos en la Contradicción 16. La segunda se refiere a la relación entre el cambio tecnológico, el futuro del trabajo y el papel de los trabajadores en relación con el capital" (111).

"El control sobre el proceso de trabajo y el trabajador ha sido siempre decisivo para la capacidad del capital de mantener la rentabilidad y la acumulación de capital" (111).

"Marx argumentó que la innovación tecnológica era un arma crucial en la lucha de clases y que el capital había adoptado muchas innovaciones con el único propósito de obstaculizar o impedir las huelgas, interiorizando además la creencia fetichista de que la solución para hacer crecer sin cesar la rentabilidad era la innovación tecnológica permanente dirigida hacia el disciplinamiento y pérdida de poder de los trabajadores. El sistema fabril, el taylorismo, la automatización, la robotización y la sustitución en último término del trabajo vivo por trabajo muerto responden todos ellos a ese deseo" (111).

Los robots no se quejan, no responden, no se querellan, no sabotean, no se ponen enfermos, no van lentos, no pierden la concentración, no se ponen en huelga, no exigen subidas de salarios, no se preocupan por las condiciones de trabajo, no exigen el descanso del bocadillo ni caen en el absentismo (excepto quizá en los relatos de ciencia-ficción).

"si el trabajo social es la fuente última de valor y beneficio, entonces su sustitución por máquinas o trabajo robótico no tiene sentido ni política ni económicamente" (112).

Sectores cada vez mayores de la población mundial serán considerados por el capital prescindibles como trabajadores productivos (por la creciente innovación y reemplazo pro máquinas de los trabajadores) y les resultará difícil sobrevivir, tanto material como psicológicamente (113). "Por otro lado, la producción seguirá aumentando, ¿pero de dónde vendrá el correspondiente aumento de la demanda?" (114).

2.       Contradicción 9. Divisiones del trabajo

"Se refiere a la capacidad humana de descomponer actividades productivas y reproductivas complejas en tareas específicas pero más simples que pueden ser realizadas por distintos individuos, ya sea temporal o permanentemente" (119).

"El capital heredó esa división del trabajo y la reconfiguró espectacularmente a su propia imagen durante toda su historia" (119).

Hay una "distinción general e importante entre la división técnica y la división social del trabajo. Con la primera aludo a las distintas tareas concretas en una serie compleja de operaciones que cualquiera puede hacer en principio, como vigilar una máquina o fregar el suelo, mientras que la segunda se refiere a las tareas especializadas que solo personas con el adecuado entrenamiento o estatus social pueden realizar" (120).

"Hay muchas otras distinciones a tener en cuenta, como las debidas a la naturaleza (por ejemplo, la maternidad), la cultura (por ejemplo, la situación de las mujeres en la sociedad); entre ciudad (urbano) y campo (rural); intelectual y manual; social (en toda la sociedad en general) y local (dentro de una empresa o corporación); de cuello azul y de cuello blanco; cualificado y no cualificado; productivo y no productivo; doméstico (hogar) o asalariado; simbólico o material, etc. Están también las distinciones sectoriales entre el sector primario (agricultura, silvicultura, pesca y minería), el secundario (industria y manufactura), el terciario (servicios y los subsectores de finanzas, seguros y propiedad inmobiliaria, que han cobrado mayor relevancia en los últimos tiempos) y lo que algunos prefieren considerar como el cuarto sector compuesto por actividades culturales y basadas en el conocimiento, cada vez más importantes" (120).

“Desde el punto de vista del capital es útil, si no crucial, disponer de un mercado laboral segmentado, fragmentado y muy competitivo, lo que alza barreras a la organización coherente y unificada de la fuerza de trabajo” (122).

"Una tendencia importante de las relaciones capital-trabajo es la que apunta a la descualificación, fenómeno que Marx ya había señalado en El capital y que volvió a cobrar protagonismo en la influyente y controvertida obra de Harry Braverman Labor and Monopoly Capital, publicada en 1974. Braverman argumentaba que el capital, en particular en su forma monopolista, tenía gran interés en degradar la cualificación de los trabajadores y destruir así cualquier sensación de orgullo que pudieran sentir por su trabajo, al mismo tiempo que les arrebataba poder, en particular en el lugar de producción" (124).

"Lo que el capital pretende no es la erradicación de la cualificación per se, sino la abolición de las habilidades monopolizables" (125).

"La rápida extensión y el explosivo aumento de complejidad de la división técnica y social del trabajo se han convertido en el rasgo fundamental de una economía capitalista moderna" (126).

"Una consecuencia adicional ha sido el aumento de la interdependencia económica en el seno de poblaciones y en áreas geográficas cada vez mayores y el surgimiento de una división del trabajo internacional que también requiere consideración" (126).

"La especialización (internacional) dependía en parte de factores naturales (no es posible cultivar bananas o café en Canadá, del mismo modo que no es posible extraer cobre o petróleo allí donde no lo hay); pero también derivaba de características sociales como la cualificación en el trabajo, los dispositivos institucionales, los sistemas políticos y las configuraciones de clase, junto con los hechos brutos del saqueo colonial y neocolonial y del poder geopolítico y militar" (128).

"Liberarse de las cadenas de la división internacional del trabajo organizado en beneficio del capital y las potencias imperialistas es una cosa, y otra muy distinta intentar desacoplarse del mercado mundial en nombre de la antiglobalización; a mi juicio sería una alternativa potencialmente suicida" (130).

"También resulta que los propios trabajadores, como seres humanos intrínsecamente apasionados y sociables, tienen algo que decir, no solo sobre su situación objetiva, sino también sobre su propio estado de ánimo subjetivo" (133).

3.       Contradicción 10. Monopolio y competencia: centralización y descentralización

"uno de los argumentos más persuasivos del gran éxito del capitalismo es que supuestamente parte de la inclinación natural de los seres humanos a competir entre sí, la libera de las restricciones sociales y la embrida mediante el mercado para generar un sistema social dinámico y progresivo que puede funcionar en beneficio de todos" (135).

"El poder monopolista (del tipo que Google, Microsoft o Amazon ejercen hoy día) y sus afines oligopolistas (como el que ejercen las  principales compañías petroleras conocidas como las «Siete Hermanas») y monopsónicos (el que ejercen Walmart y Apple sobre sus proveedores) tienden a presentarse (si es que se mencionan en absoluto) como aberraciones, desvíos desgraciados del estado de feliz equilibrio que debería alcanzarse en un mercado puramente competitivo" (135).

"el mito fundacional de la teoría económica liberal. Los economistas políticos liberales organizaron desde finales del siglo XVIII una cruzada contra las intervenciones del Estado en la fijación de precios en los mercados y contra el poder de los monopolios (...) sorprendentemente, es aceptada reverencialmente en El capital de Marx, aunque en su caso el razonamiento lleva a una conclusión distinta: si el relato utópico de Adam Smith fuera correcto, las cosas no irían en beneficio de todos; el resultado sería una profundización de la diferencia de riqueza y poder en términos de clase que haría que el capital fuera aún más propenso a las crisis aunque también más poderoso" (136).

"La búsqueda de rentas no es más que una forma cortés y bastante neutral de referirse a lo que yo llamo «acumulación por desposesión»" (136).

"el poder de los monopolios es básico y no una aberración en el funcionamiento del capital, y que existe en unidad contradictoria con la competencia" (138).

"la naturaleza de la propiedad privada que confiere a su dueño el monopolio sobre el uso de una mercancía. El poder monopolístico inherente a la propiedad privada constituye la base para el intercambio, y por extensión para la competencia" (138).

"el capital está enamorado del monopolio. Prefiere las certezas, la vida tranquila y la posibilidad de cambios prudentes que acompañan al estilo monopolístico de trabajo y de vida lejos de la agitación de la competencia" (143).

"El poder monopolístico está estrechamente asociado con la centralización del capital, mientras que la competencia implica en general descentralización. A este respecto es útil considerar la relación entre la centralización y la descentralización de las actividades político-económicas como un subconjunto de la unidad contradictoria entre monopolio y competencia, y entender también esa relación como una unidad contradictoria" (144).

4.       Contradicción 11. Desarrollos geográficos desiguales y producción de espacio

"El capital  se esfuerza por producir un paisaje geográfico favorable a su propia reproducción y subsiguiente evolución, cosa en la que no hay nada extraño" (149).

"Sin embargo, el paisaje geográfico del capitalismo resulta perpetuamente inestable, debido a diversas presiones técnicas, económicas, sociales y políticas que operan en un mundo de enormes cambios naturales continuos, por lo que el capital debe adaptarse a ese mundo en perpetua evolución, en el que también desempeña un papel clave su propia actividad" (149).

"Sin el desarrollo geográfico desigual y sus contradicciones, el capital se habría osificado hace tiempo y habría caído en el caos" (149).

"El capital y el Estado capitalista desempeñan un papel protagonista en la producción de espacios y lugares en los que se desarrolla la actividad capitalista" (150).

"Para el capital, el tiempo es dinero. Atravesar el espacio cuesta tiempo y dinero. La economía de tiempo y dinero es clave para la rentabilidad" (150).

"Las reducciones de coste y tiempo se pueden lograr de dos maneras" (150).
1) "La primera supone continuas innovaciones en las tecnologías de los transportes y comunicaciones" (150).
2) "La segunda forma que tienen los capitalistas de reducir el tiempo y el coste de los desplazamientos consiste en ubicar sus actividades allí donde sean mínimos los costes de obtención de los medios de producción (incluidas las materias primas), así como la mano de obra y el acceso al mercado" (151).

"Hay, sin embargo, límites a una centralización indefinida mediante la aglomeración. El exceso de población y la contaminación creciente, los costes administrativos y de mantenimiento (aumento de los tipos impositivos y de las tasas a los usuarios), etc., se cobran un peaje. El aumento local del coste de la vida induce demandas salariales que pueden acabar haciendo poco competitiva determinada región. Los trabajadores pueden organizarse mejor en sus luchas contra la explotación gracias a su concentración regional. Los precios del suelo y de los inmuebles aumentan a medida que la clase rentista aumenta su control sobre recursos cada vez más escasos" (153).

"El capital debe ser capaz de resistir el choque de la destrucción de lo viejo y estar dispuesto a construir un nuevo paisaje geográfico sobre sus cenizas. Para ese propósito deben existir, a su alcance, excedentes de capital y de mano de obra" (153).

"De esta forma, el capital desarrolla lo que yo llamo «fijaciones/soluciones provisionales espacio-temporales» [fix] para el problema de la absorción de capital y mano de obra excedente. Fix tiene aquí un doble significado: cierta proporción del capital total queda literal y físicamente fija en cierto lugar durante un período relativamente largo; pero fix se refiere también metafóricamente al arreglo o solución coyuntural de las crisis de sobreacumulación del capital proporcionado por inversiones a largo plazo en expansiones geográficas. ¿Cuándo y cómo chocan esos dos significados?" (154).

"El capital nunca tiene que resolver sus fracasos sistémicos, dado que los desplaza geográficamente" (156).

"¿Cómo se concilia pues la inmovilidad espacial relativa y la lógica propia del poder territorial (tal como se manifiesta en el Estado) con la fluida dinámica de la acumulación de capital en el espacio y el tiempo? ¿No es esta una contradicción aguda y permanente para el capital, quizá el apogeo de la contradicción entre inmovilidad (el Estado) y movimiento (capital)?" (157).

"Recordemos: «Para que el capital circule libremente en el espacio y en el tiempo hay que crear infraestructuras físicas y entornos construidos que quedan inmovilizados en un espacio». El volumen de todo ese capital fijo aumenta con el tiempo en relación con el capital que fluye continuamente. El capital tiene que liberarse periódicamente de las restricciones impuestas por el mundo que ha construido, frente al peligro mortal de la esclerosis" (157).

"El Estado es una entidad territorial limitada, formada en condiciones que tienen poco que ver con el capital, pero que es un rasgo fundamental del paisaje geográfico. Dentro de su territorio tiene el monopolio del uso legítimo de la violencia, soberanía sobre las leyes y la moneda y autoridad para regular las instituciones (incluida la propiedad privada), y disfruta del poder de recaudar impuestos y redistribuir los ingresos y los activos. Organiza las estructuras de administración y gobernanza que como mínimo satisfacen las necesidades colectivas del capital, y más difusamente de los ciudadanos del Estado" (157).

"El capital no es el único interés al que debe responder el Estado, y sobre él recaen presiones de distintos intereses" (158).

"Existe además, por otra parte, un sistema interestatal. Las relaciones entre Estados pueden ser de hostilidad o de colaboración, pero siempre hay situaciones de conflicto, geoeconómicas y geopolíticas, que reflejan los intereses propios del Estado y conducen a prácticas estatales y formas de acción que pueden ser coherentes o no con los intereses del capital" (158).

"Los Estados pueden hacer uso de sus poderes para organizar la vida económica, no solo mediante su capacidad para realizar inversiones infraestructurales, sino también mediante su poder para crear o reformar instituciones básicas" (159).

"Sin ese desarrollo geográfico desigual, el capital se habría probablemente estancado, sucumbiendo frente a sus tendencias esclerotizantes, monopolísticas y autocráticas (...) El desarrollo geográfico desigual sirve, por encima de todo, para desplazar los fallos sistémicos del capital de un lugar a otro; esos fallos constituyen un blanco perpetuamente móvil" (162).

"El capital sobrevive no solo mediante una serie de fijaciones/soluciones provisionales espacio-temporales que absorben los excedentes del capital de forma productiva y constructiva, sino también mediante la devaluación y destrucción administradas como correctivo a quienes no consiguen mantener el ritmo y dejan de pagar sus deudas" (163).

"Los movimientos anticapitalistas tiene que aprender a prever y superar los eventuales desplazamientos del capital, con los que a menudo se ha derrotado al movimiento de oposición en una región u otra" (163).

5.       Contradicción 12. Disparidades de renta y riqueza

"El capital parece funcionar bastante bien aun con parámetros de distribución muy distintos" (166). Dados los poderes del Estado para recaudar impuestos y redistribuir riqueza y renta, esos resultados han dependido en gran medida de la facción o alianza política que ejercía el poder del Estado y de cómo lo hacía" (165).

"No todas las distinciones económicas dentro del capitalismo se pueden atribuir al capital, pero este tampoco es inocente en lo que se refiere al fomento de conflictos en el interior de grupos sociales o entre ellos" (167).

"Las pruebas estadísticas confirman la adaptabilidad del capital a distribuciones de la renta y la riqueza muy diversas; pero aunque evidentemente no exista una única distribución posible que pueda ser considerada óptima desde el punto de vista de su reproducción y crecimiento, nadie cree que sea posible una distribución totalmente equitativa" (169).

"La desigualdad deriva del simple hecho de que el capital se constituye social e históricamente como un dominio de clase sobre el trabajo (...) La distribución de la renta y riqueza entre capital y trabajo tiene que ser sesgada para que el capital se pueda reproducir. La igualdad en la distribución y el capital son cosas incompatibles. Ciertas disparidades en la distribución preceden de hecho al ascenso del capital" (172).

"Una vez que la circulación y acumulación de capital se generalizan, el nivel salarial debe mantenerse dentro de unos límites que permitan la obtención de beneficios" (172).

"La clase capitalista debe recibir una proporción suficiente del valor social producido que (a) la incentive proporcionándole condiciones de consumo privilegiadas como clase ociosa, y (b) entregue un excedente suficiente para mantener en marcha el motor económico del capital y su expansión acelerada y sin trabas" (172).

"(...) el capital participa tanto en la producción de desempleo como en la creación de puestos de trabajo" (173).

"El ejército industrial de reserva es de dos tipos:
A) en primer lugar están los trabajadores desempleados; las innovaciones tecnológicas que mejoran la productividad laboral dan lugar a despidos y desempleo. (...)
B) En segundo lugar, hoy día todavía hay reservas latentes en forma de grandes poblaciones campesinas, autoempleados, mujeres y niños que no han sido todavía sometidos al trabajo asalariado" (173-174).

"No es que el capital industrial desaparezca, sino que simplemente se ha convertido en vasallo del capital que adopta esas otras formas más fantásticas y virulentas" (178).

"Dicho simplemente, la reducción de las disparidades de riqueza y renta desde sus niveles actuales no desafiaría un ápice la reproducción del capital. De hecho, para que el capital sobreviva en la coyuntura actual, se puede argumentar plausiblemente que tal reducción es absolutamente necesaria" (179).

"(...) llegará un momento en que un programa para reducir las desigualdades de riqueza y renta amenazará la reproducción del capital. Una vez que se pone en marcha un movimiento hacia la contracción de los beneficios, puede amenazar en último término el fluido vital del capital como compensación por la forma en que absorbe sistemáticamente el fluido vital del trabajo. Nadie sabe exactamente dónde podría estar el punto de ruptura, pero seguramente se producirá mucho antes de que se alcancen los niveles de igualdad preferidos por la opinión pública estadounidense. Un movimiento de reforma para reducir la desigualdad social puede convertirse en la punta de lanza para una transformación revolucionaria" (180).

6.       Contradicción 13. Reproducción social

"En un tiempo ya pasado se podía decir razonablemente que al capital le importaban un comino (sic) las necesidades y carencias de los trabajadores, dejando a la iniciativa e ingenio de estos su reproducción biológica, psicológica y cultural a partir del salario mísero que les proporcionaba" (...) Pero dicho con mucha sencillez y sin entrar en honduras, si los trabajadores no se reproducen o están condenados a una muerte prematura (...)  y si el fácil acceso del capital al excedente de mano de obra se ve bloqueado de algún modo, entonces tampoco se puede reproducir el capital. (181).

"La creación de una fuerza de trabajo altamente productiva dio lugar a la teoría del llamado «capital humano», que es una de las ideas económicas vigentes más disparatadas que cupiera imaginar" (183). 

*Gary Becker. "Si los trabajadores reciben salarios muy bajos, se podría entonces argumentar que eso solo refleja el hecho de que no han invertido suficiente esfuerzo en construir su capital humano, ¡y solo sería culpa suya que se les pague tan poco!" (184).

"En tiempos recientes, por ejemplo, la productividad de los trabajadores ha aumentado pero la proporción que se les cede de lo producido ha disminuido". *Fundación Sol da datos empíricos sobre esta cuestión para Chile.

"si lo que el trabajador posee auténticamente en forma corpórea fuera capital –señalaba Marx–, podría tumbarse y vivir de los intereses de su capital sin trabajar un solo día (el capital, como relación de propiedad, siempre tiene a su alcance esa opción)" (184).

"Por esas mismas razones estoy muy en desacuerdo con la caracterización de Bourdieu de los talentos personales (que son sin duda de gran importancia en la vida social) como una forma de capital llamada «capital cultural» (...) tratarlos como una forma de capital en el sentido en que estamos utilizando aquí ese término es confuso, por no decir perverso" (185).

"Aunque todo el campo de la reproducción social sea, como dice Cindi Katz, «el material carnoso, desordenado e indeterminado de la vida cotidiana», también es «un conjunto de prácticas estructuradas que se despliegan en relación dialéctica con la producción, con la que mantiene una tensión y un sustento mutuos». La unidad contradictoria entre la reproducción social y la reproducción del capital cristaliza como una contradicción cambiante de singular interés a lo largo de toda la historia del capital. Sus características actuales están a años luz de distancia de las de 1850. «La reproducción social –prosigue Katz– abarca la reproducción cotidiana y a largo plazo, tanto de los medios de producción como de la fuerza de trabajo, para hacerlas funcionar. A su nivel más básico, depende de la reproducción biológica de la mano de obra, tanto de generación en generación como cotidianamente». También abarca la producción y reproducción de habilidades manuales, mentales y conceptuales[7]. Todo esto se alcanza sobre la base del salario individual más el salario social proporcionado por diversas agencias estatales (por ejemplo, educación y sanidad) e instituciones clave de la sociedad civil (por ejemplo, las iglesias y una amplia variedad de ONG filantrópicas)" (187).

"Desde el punto de vista de los trabajadores, la reproducción social tiene un significado muy particular. Reciben un salario en dinero y deciden cómo gastarlo, algo que en sus primeros tiempos no interesaba al capital; pero ahora ya no es así, como veremos. Lo que los trabajadores necesitan para sobrevivir y reproducirse depende en parte de lo que ellos y sus familias y comunidades pueden hacer por sí mismos" (187).

"La reproducción social es para el capital un campo amplio y conveniente en el que los costes reales se externalizan a los hogares y otras entidades comunales, distribuyéndose además muy desigualmente entre distintas capas o grupos de la población" (188).

"Parte del programa y comportamiento político neoliberal más reciente ha consistido en externalizar en la medida de lo posible los costes de reproducción social, haciendo que los asumiera la población en general, a fin de elevar la tasa de beneficio para el capital reduciendo su carga impositiva" (188).

"Trabajadores y hogares constituyen una fuente significativa de demanda efectiva y desempeñan un papel importante en la realización de los valores en el mercado. Si producen por su cuenta y para sí mismos fuera de este, se surten menos del mismo y suponen una menor demanda efectiva" (189).

"(...) en la historia del capital ha habido una larga tendencia a suplantar el trabajo en el hogar por transacciones basadas en el mercado (desde el corte de pelo hasta los platos congelados o la comida rápida, el lavado en seco, el entretenimiento y el cuidado de los niños y los ancianos). La privatización y mercantilización de las tareas personales en el hogar, junto con la creciente intensidad del capital en las tecnologías domésticas" (189).

"Este hecho elemental ha suscitado muchas reflexiones sobre el papel creciente del capital en el dominio de lo que Jürgen Habermas llama (siguiendo al filósofo alemán Edmund Husserl) nuestro «mundo de vida» o lo que se Lefebvre denominaba «vida cotidiana». La penetración sistemática de casi todos los aspectos de nuestra vida cotidiana por el capital y sus productos en una forma u otra ha provocado evidentemente resistencias, pero para la mayor parte de la población mundial ha sido una batalla perdida, aunque no se recibiera con gran entusiasmo" (190).

" (...) la estrategia del capital para infectar con el consumismo la reproducción social viene siendo persistente desde hace mucho tiempo, y está generosamente financiada por un sector de la publicidad y la promoción que no se detiene ante nada para conseguir vender sus productos" (194).

7.       Contradicción 14. Libertad y sometimiento

"El anhelo popular de libertad ha sido una poderosa fuerza motivadora durante toda la historia del capital, y ese anhelo no desaparecerá por mucho que se banalice y se degrade en la retórica de las clases dominantes y sus representantes políticos. Pero esa moneda tiene un reverso oscuro. En algún punto de su trayectoria (en particular cuando más se acercan a conseguir sus objetivos) todos los movimientos progresistas tienen que decidir quién o qué tiene que ser sometido para asegurar la libertad que pretenden" (200).

"(...) libertad y sometimiento van de la mano. No existe ninguna libertad que no tenga que ver en algún sentido con las oscuras artes del sometimiento. El dominio de los propios temores frente a eventualidades abrumadoras, sobre los cínicos y escépticos, por no hablar de los enemigos externos, puede ser necesario para abrir la vía a mayores libertades. La unidad entre libertad y dominio es, como siempre, una unidad contradictoria. Puede hacerse necesaria la utilización de medios injustos para defender una causa justa" (201).

"¿No es obvio que la violencia y la dominación del Estado tienen que sostener necesariamente las libertades del mercado?" (202).

"La dificultad para lograr la extensión del reino de la libertad reside en los intereses de clase y los privilegios atrincherados que se adhieren a la gran concentración de riqueza. Las clases acomodadas, seguras en sus propias libertades, se resisten a cualquier restricción de sus acciones" (203).

"Después de todo, la extracción de excedentes creados por el trabajo presupone el sometimiento y la relativa falta de libertad de los trabajadores bajo el dominio del capital" (204).

"El capital también necesitaba libertad (como la doble del trabajador según Marx) para recorrer el mundo en busca de posibilidades rentables, lo que requería, como vimos anteriormente, la erradicación o reducción de barreras físicas, sociales y políticas a su movilidad" (204).

"Pero si, como decía Marx, el auténtico reino de la libertad comienza cuando se deja atrás el reino de la necesidad, entonces un sistema económico político basado en el cultivo activo de la escasez, el empobrecimiento, el excedente de mano de obra y las necesidades no satisfechas no puede permitirnos la entrada en dicho reino, donde el florecimiento humano individual se convierte en una posibilidad real para todos" (205).

"Gestores de inversión, dirigentes empresariales y jefes de Estado «buscaban respuestas con su mano derecha a problemas que otros, presentes en la misma sala, habían creado con su mano izquierda». Aunque la filantropía se haya convertido en un negocio enorme (con 9,4 millones de personas empleadas y un gasto anual de 316 millardos de dólares, tan solo en Estados Unidos), las desigualdades globales siguen creciendo fuera de control" (207).

"La filantropía se convierte en una forma de «lavado de conciencia» que simplemente «permite a los ricos dormir mejor por la noche, mientras que otros obtienen apenas lo suficiente para sobrevivir a duras penas" (208).

"«Para Marx –dice Eagleton–, el socialismo se inicia en el momento en que comenzamos a determinar colectivamente nuestro propio destino. Es la democracia tomada en serio más que la democracia como charada política (como lo es ahora para muchos). Y el hecho de que la gente sea más libre quiere decir que será más difícil predecir que estarán haciendo a las cinco de la tarde del miércoles (211)"


TERCERA PARTE. Las contradicciones peligrosas

"Por mi parte creo, de acuerdo con Marx, que el futuro ya está en gran medida presente en el mundo que nos rodea y que la innovación política, como la innovación tecnológica, es una cuestión de reunir de una forma diferente posibilidades políticas ya existentes pero aisladas y separadas hasta ese momento" (216).

"Supuestamente Marx dijo que el capital se derrumbaría a la postre bajo el peso de sus propias contradicciones internas, pero de hecho yo no he sido capaz de encontrar en qué lugar Marx afirmó tal cosa y de mi propia lectura de su obra creo que es extremadamente improbable que alguna vez dijera algo semejante" (217).

"(...) probablemente el capital pueda funcionar indefinidamente, pero de una forma tal que provocará la degradación progresiva del planeta y un empobrecimiento de masas, que acarreará un espectacular aumento de las desigualdades sociales y de la deshumanización de la mayoría de la humanidad, la cual se verá sometida a una negación cada vez más represiva y autocrática del potencial para el florecimiento humano individual mediante la intensificación de una vigilancia policial totalitaria por parte del Estado, un sistema de control militarizado y una democracia totalitaria, aspectos todos ellos que en gran medida ya experimentamos en el momento presente" (217).

"El Marx por el que yo opto, en resumen, es un humanista revolucionario y no un determinista teleológico" (217).

"Por esta razón rechazo la idea de las contradicciones «fatales» y prefiero referirme a ellas como contradicciones «peligrosas», porque denominarlas de la manera trasmitiría un falsa sensación de inevitabilidad y de decadencia cancerosa, si es que no de apocalípticos desenlaces mecanicistas" (217-218).

1.       Contradicción 15. El crecimiento exponencial y acumulativo sin fin

"El capital siempre gira en torno al crecimiento y en su caso este es necesariamente exponencial y acumulativo" (219).

"(...) la curva del interés compuesto sube muy lentamente al principio (véanse los gráficos 1 y 2), pero después se acelera hasta convertirse en lo que los matemáticos llaman una singularidad: se dispara hacia el infinito" (221).


"Marx, escribió: «El dinero que produce un interés compuesto aumenta al principio lentamente, pero el ritmo de crecimiento se acelera continuamente y con el paso del tiempo es tan rápido que se burla de todos los poderes de la imaginación (...)" (223).

"Si la población crece exponencialmente (como suponía Malthus), entonces la economía tiene que crecer con un ritmo similar para que se mantengan los niveles de vida. ¿Pero cuál es en realidad la relación entre la evolución demográfica y las dinámicas de acumulación de capital?" (226).

"la acumulación de capital a largo plazo se apoyará cada vez menos en el crecimiento demográfico para sostener o impulsar su crecimiento exponencial; y que las dinámicas de producción, consumo y realización de capital tendrán que ajustarse a esas nuevas condiciones demográficas" (227-228).

"¿Sería entonces posible que la acumulación de capital abandonara el tipo de crecimiento exponencial que ha mostrado durante los dos últimos siglos (...)? La respuesta a esta perspectiva es un rotundo no, y es de vital importancia entender el porqué. La razón más simple es que el capital consiste en la búsqueda de beneficios. Para la totalidad de los capitalistas obtener un beneficio requiere la existencia de más valor al final del día del que había al principio, lo que significa una expansión de la producción total del trabajo social. Sin esa expansión no puede haber capital. Una economía capitalista con crecimiento cero es una contradicción lógica y excluyente. Simplemente no puede existir. Por eso el crecimiento nulo define un estado de crisis para el capital" (228).

"Hay una forma asumida por el capital que permite la acumulación sin límite y es la forma dinero, que en la actualidad se halla liberada de cualquier limitación física como las impuestas por las mercancías-dinero (...) El dinero fiduciario emitido por el Estado puede ser creado ilimitadamente. La expansión de la oferta de dinero se realiza ahora mediante una combinación de actividad privada y de acción estatal por medio del nexo Estado-finanzas constituido por los Ministerios de Finanzas y los Bancos Centrales. Cuando la Reserva Federal estadounidense asume la flexibilización cuantitativa [quantitative easing], simplemente crea en un santiamén tanta liquidez y dinero como desea. Añadir unos cuantos ceros a la cantidad de dinero en circulación no es ningún problema. El peligro, evidentemente, es el de generar una crisis inflacionista, la cual no se produce porque la Reserva Federal se dedica a rellenar continuamente el agujero producido en el sistema bancario desde que en 2008 se desmoronó la confianza entre los bancos privados y se congeló el préstamo interbancario, cuya función era la masiva creación de dinero mediante el endeudamiento cruzado entre las entidades bancarias. La segunda razón por la que no se dispara la inflación es que en la actualidad el movimiento obrero carece prácticamente de ningún poder (habida cuenta del excedente de mano de obra disponible) para elevar los salarios e influir sobre el nivel de precios" (229).

"Pero, obviamente, la perpetua acumulación de capital a un ritmo exponencial mediante la creación exponencial de dinero no puede sino acabar en un desastre a no ser que vaya acompañada de otras adaptaciones" (230).

"El capital no consiste únicamente en la producción y circulación de valor, sino también en su destrucción o devaluación" (230).

"El problema del desarrollo desigual de la devaluación y de las luchas geopolíticas sobre quién va a soportar su coste tiene gran importancia, en parte porque suele estar relacionado con la propagación del descontento social y de la inestabilidad política" (230).

"la privatización de los activos públicos, la creación de nuevos mercados y los nuevos cercamientos de los bienes comunes (desde la tierra y el agua a los derechos de propiedad intelectual) han ampliado el terreno sobre el que puede operar libremente el capital (...) Es difícil apreciar lo cerca que podamos estar ya de ese límite, pero casi cuatro décadas de estrategias neoliberales de privatización se han anexionado ya mucho y en gran parte del mundo no queda apenas nada que cercar o privatizar" (231).

"El capital ha reducido sistemáticamente el tiempo de duración de los bienes de consumo mediante la producción de mercancías perecederas, la presión en pro de la obsolescencia programada y a veces instantánea, la creación inmediata de nuevas líneas de productos (como sucede últimamente, por ejemplo, en la electrónica) y la aceleración del ciclo de vida útil gracias al concurso de la moda y de los poderes de la publicidad para destacar los valores de la novedad y la falta de elegancia de lo viejo" (232). *Despilfarro.

"Así, pues, aunque sea verdad que el consumo de espectáculos, imágenes, información y conocimiento es cualitativamente diferente del consumo de mercancías materiales como casas, coches, pan y ropa de moda, nos equivocaríamos si no reconociéramos que la rápida expansión de la actividad en esas esferas tiene su origen en el fútil (y en breve explicaré por qué utilizo esta palabra) deseo de escapar de las limitaciones materiales del crecimiento exponencial. Todas estas formas alternativas permanecen cautivas de la lucha del capital por acomodarse a su irrenunciable crecimiento exponencial" (234).

"cada vez se está invirtiendo más capital en la búsqueda de rentas, intereses y royalties y menos en la actividad productiva. Esta tendencia hacia una forma rentista del capital se robustece por el inmenso poder extractivo que cobran cada vez más las rentas derivadas de los derechos de propiedad intelectual sobre el material genético, las semillas, las prácticas bajo licencia, etc." (237).

"En ese escenario, el capital no acabará con una sola explosión o con un gemido, sino con la traca del estallido de innumerables burbujas de activos que irán explotando a lo largo del desigual paisaje geográfico de una anémica acumulación de capital" (238).

2.       Contradicción 16. La relación del capital con la naturaleza

"El capital es un sistema ecológico en constante funcionamiento y evolución dentro del cual tanto la naturaleza como el capital se producen y reproducen continuamente" (242).

La «naturaleza» que supuestamente estamos explotando y agotando y que supuestamente también nos limita o «se venga» de nosotros está en realidad internalizada en la circulación y acumulación de capital (242).

El capital ha convertido los asuntos medioambientales en una gran área de actividad empresarial (243).

"El capital trata de capturar para su propio beneficio la dialéctica de cómo solo podemos cambiarnos a nosotros mismos al cambiar el mundo (y viceversa). Todos los proyectos ecológicos y medioambientales son proyectos socioeconómicos (y viceversa)" (243).

"es perfectamente posible que el capital continúe circulando y acumulándose en medio de catástrofes medioambientales. Los desastres medioambientales generan abundantes oportunidades para que un «capitalismo del desastre» obtenga excelentes beneficios" (244).

"La propiedad privada implica el cercamiento de los bienes comunes naturales. Aunque resulta difícil aislar algunos elementos de la naturaleza (como el aire que respiramos y los océanos en los que pescamos), es posible concebir diversas alternativas (generalmente con la ayuda del Estado) para monetarizar y mercantilizar todos los aspectos ligados a los bienes comunes del mundo natural" (245).

"El movimiento ecologista podría, aliándose con otros, plantear una seria amenaza a la reproducción del capital, pero hasta el momento la política ecologista no ha avanzado mucho en esta dirección por diversos motivos. Con frecuencia prefieren ignorar por completo la ecología que está construyendo el capital e interesarse por cuestiones que son separables de su dinámica fundamental" (247).

"Si el capital no consigue gestionar con éxito estas contradicciones no será debido a las barreras de la naturaleza, sino a sus propios defectos de orden económico, político, institucional e ideológico" (250).

3.       Contradicción 17. La rebelión de la naturaleza humana: la alienación universal

"No se puede excluir por completo la posibilidad de que el capital pudiera sobrevivir a todas las contradicciones examinadas hasta ahora pagando un cierto precio (...) Hay muchos relatos distópicos que describen una gran variedad de mundos semejantes, y sería una equivocación descartarlos como imposibles prototipos de futuro de una humanidad subhumana. Realmente, hay algo terriblemente cercano en algunos de estos relatos. Claramente, semejantes ordenamientos sociales solo podrían existir sobre la base de un control mental fascista y de la continua y sistemática vigilancia y violencia policiales, todo ello acompañado por periódicas represiones militarizadas. Quienquiera que no vea elementos de semejantes mundos distópicos actuando ya en el mundo que nos rodea se está engañando a sí mismo clamorosamente" (257).

"Por ello, no se trata de que el capital no pueda sobrevivir a sus contradicciones, sino de que el coste de hacerlo resulte inaceptable para la mayoría de la población (...) la esperanza es que surjan movimientos sociales y políticos que griten «¡Ya basta!» o «Hasta aquí hemos llegado» y cambien la manera en que vivimos y amamos, sobrevivimos y nos reproducimos" (257-258).

"La acumulación de capital nunca cesará. Habrá que detenerla. La clase capitalista nunca entregará voluntariamente su poder. Habrá que desposeerla" (258).

"El problema político catalizador que se deriva de todo esto es identificar, afrontar y superar las muchas formas de alienación producidas por la maquinaria económica del capital y canalizar la energía, la ira y la frustración acumuladas que producen hacia una oposición anticapitalista coherente" (261).

"El precio que tenemos que pagar por la tecnificación solamente es aceptable –continúa Gorz– si ahorra trabajo y tiempo" (264).

"el capital no solo tiene que encontrar maneras de absorber cada vez más bienes y servicios mediante la realización, sino también ocupar de alguna manera el tiempo libre que liberan las nuevas tecnologías. En esto, su éxito no ha sido nada despreciable. Mucha gente se encuentra a sí misma con cada vez menos tiempo para la libre actividad creativa en medio de una generalización de tecnologías que ahorran tiempo tanto en la producción como en el consumo" (269).

"Las tecnologías comunicativas son una arma de doble filo. Por un lado, pueden ser manejadas por una educada y alienada juventud con propósitos políticos e incluso revolucionarios, mientras que, por otro, pueden absorber tiempo en chácharas, cotilleos y el entretenimiento de bromas interpersonales, mientras continuamente producen valor para otros, como los accionistas de Facebook y Google" (270).


Conclusión. Perspectivas de un futuro feliz pero disputado. La promesa del humanismo revolucionario

"La creencia de que por medio del pensamiento y la acción consciente podemos cambiar para mejor tanto el mundo en que vivimos como a nosotros mismos, se identifica con la tradición humanista" (273).

"El humanismo ha caído a veces en una visión antropocéntrica y prometeica de las capacidades y las fuerzas humanas en relación con todo lo que existe, incluyendo la naturaleza, incluso hasta el punto en el que algunos ilusos creen que nosotros, siendo lo más cercano a Dios, somos Übermenschen con derecho a dominar el universo. Esta forma de humanismo se vuelve incluso más perniciosa cuando a determinados grupos de una sociedad no se les considera humanos" (274).

"Es muy diferente del humanismo liberal burgués. Rechaza la idea de que haya una «esencia» inamovible o predeterminada de lo que significa ser humano y nos obliga a pensar en profundidad sobre cómo convertirnos en un nuevo tipo de ser humano. Unifica el Marx de El capital con el de los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844 y dispara al corazón de las contradicciones que cualquier programa humanista debe estar dispuesto a aceptar si quiere cambiar el mundo" (277).


-Epílogo. Ideas para la acción política

"Ninguna de estas directrices, huelga decirlo, trasciende o sustituye la importancia de librar la guerra contra el resto de formas de discriminación, opresión y represión violenta presentes sistémicamente en el capitalismo. Por la misma razón, ninguna de estas otras luchas debería trascender o sustituir a la guerra contra el capital y sus contradicciones. Evidentemente, se necesitan alianzas de intereses" (288).





[1] Karl Marx, Theories of Surplus Value, Parte 2, Londres, Lawrence and Wishart, 1969, p. 540.
[ed. cast.: Teorías sobre la plusvalía, Barcelona, Crítica, 1977].
[2] Karl Polanyi, The Great Transformation. The Political and Economic Origins of Our Time, Boston, Beacon Press, 1957, p. 72 [ed. cast.: La gran transformación, Madrid, La Piqueta, 1989, pp. 127-128].
[3] Ibíd., p. 73 (p. 129).
[4] Karl Marx, Capital, vol. 1, Harmondsworth, Penguin, 1973, p. 344 [ed. alemana.: Das Kapital, Band I, Berlín, Dietz Verlag, 39.ª ed., 2008, p. 249; ed. cast.: El capital, Madrid, Akal, 2012, p. 314].
[5] Karl Marx, Capital, vol. 2, Harmondsworth, Pelican Books, 1978, p. 391. El texto paralelo del Volumen 1 se encuentra en la p. 799 de la edición de Penguin [ed. alemana: Das Kapital, Band II (Karl Marx / Friedrich Engels - Werke, Band 24, Kap. 16, Art. 3), Berlín, Dietz Verlag, 12.ª ed., 2010, p. 318, nota; ed. cast.: El capital, II-I, cit., pp. 414-415].
[6] Joseph Schumpeter, Capitalism, Socialism and Democracy, Londres, Routledge, 1942, pp. 82-83 [ed. cast.: Capitalismo, socialismo y democracia, Barcelona, Folio, 1984].
[7] Cindi Katz, «Vagabond Capitalism and the Necessity of Social Reproduction», Antipode, Vol. 33, No. 4, 2001, pp. 709–728.

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