martes, 26 de agosto de 2014

Las metáforas teológicas en Marx - Enrique Dussel



PMa (premisa mayor): si un cristiano es capitalista.

PMe (premisa menor): y si el capital es la «Bestia» del Apocalipsis, el «demonio visible».

Conclusión: dicho cristiano se encuentra en contradicción práctica.

El tal cristiano podría evadir dicha contradicción de cuatro maneras:
1)      Afirmando su cristianismo y renunciando al ejercicio del capitalismo - (que es lo que intentaba Marx);
2)      Afirmando el capitalismo y renunciando al cristianismo (que acontecía y acontece con poca frecuencia);
3)      Inventando una religión fetichista, con el nombre de cristiana, modificada de tal manera que no fuera contradictoria con el capital (y de ahí la producción, por ejemplo, del puritanismo holandés o inglés, de una actitud religiosa que el capital necesita para su reproducción con «buena conciencia» )
4)      Interpretando de tal manera al capital (y esta es la función de la economía política capitalista de Smith, Ricardo, Malthus, etcétera, ocultando la no-eticidad esencial del capital) a fin de que no aparezca como contradictorio al cristianismo más auténtico y profético.

Y bien, las posibilidades 1) y 2) no necesitan crítica alguna, porque solucionan la contradicción objetivamente. La 4) es el desarrollo de El Capital; el capital intenta ocultar dicha no-eticidad del plus-valor por medio de la pretensión de «crear ganancia desde sí mismo», «de la nada». Y la 3) es escasamente tratada por Marx, pero existen referencias «metafóricas», que si se las toma sistemáticamente en serio, producen como resultado un discurso paralelo al discurso económico- filosófico central de Marx. Denominaremos a este discurso «metafórico» paralelo: la teología «metafórica» de Marx.

Si las metáforas tienen una lógica, entonces sí podemos hablar de una proto-teología o de una teología implícita de Marx. No fue, en el sentido estricto del término, un teólogo. Abrió el horizonte para una nueva teología -lo que es muy diferente-.

«[El dinero] de su figura de siervo (Knechtsgestalt), en la que se presenta como simple medio de circulación, se vuelve de improviso soberano y dios del mundo de las mercancías» (Grundrisse)

«El, a pesar de su figura divina (Gestalt Gottes), no se aferró a su categoría de Dios; al contrario, se alienó a sí mismo y tomó la figura de siervo (Knechtsgestalt)» (Pablo 2, 6-7)

Mientras Cristo era de «figura divina» y se alienó asumiendo la «figura de siervo», el dinero (en movimiento contrario), siendo de «figura de siervo», se transforma en «dios» (el fetiche).

En efecto, Marx no dirá que «Dios ha muerto»; muy por el contrario, el capital es un «dios» bien vivo y que exige víctimas humanas (Moloch).

I.                    LA CRÍTICA DEL FETICHISMO

«Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la Bestia [...] y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la Bestia, o el número de su nombre» (Apocalipsis 17,13 y 13,17; texto citado en El Capital, I, cap. 2 [1873]).

DE JUDÍO Y LUTERANO CREYENTE A UNIVERSITARIO CRÍTICO (1835-1841)

Marx nace el 5 de mayo de 1818 en Tréveris, ciudad alemana de origen romano y de larga historia medieval, de una familia paterna judía (llamada Marx-Levi) de antigua tradición rabínica.

Ya que el emperador prusiano deseaba una burocracia homogénea, su padre es obligado a bautizarse luterano, entre 1816 y 1817. El 26 de agosto de 1824 hace lo propio Marx.

Vida” (simbolizada por los profetas de Israel, y por Marx, en la «sangre»)

Especial importancia que da el joven Marx a la «dignidad (Würde)» («la mayor dignidad», «La dignidad es lo que más eleva al hombre», «y sólo puede conferir dignidad aquella profesión»), ya que el viejo Marx de El Capital colocará la dignidad de la persona del trabajador como criterio ético absoluto en la crítica del capital.

Moloch, el dios de los ammonitas, al que le sacrificaban en holocausto principalmente niños. «Es sabido que los señores de Tiro y Cartago no aplacaban la cólera de los dioses sacrificándose ellos mismos, sino comprando niños a los pobres para arrojarlos a los brazos ígneos de Moloch». «El pobre niño –refiriéndose Marx a su propio hijito Heinrich Guido, muerto antes de un año en su pobrísimo y frío departamento de dos habitaciones, en Londres– ha sido un sacrificio (Opfer) a la Misere burguesa».

«Yahveh se presenta abiertamente y sin subterfugios: es el Dios verdadero por ser el Dios de la liberación. Su manifestación por excelencia fue en la lucha contra el faraón en Egipto. Pero, ¿quién es Baal y por qué aparece en la tradición como el archienemigo de Yahveh? Es lógico suponer que el enemigo del Dios de la liberación sea el dios que legitima la dominación. Y veremos más adelante que Baal fue efectivamente el dios de los dominadores».

CRÍTICA A LA CRISTIANDAD Y EL ORIGEN DE LA CUESTIÓN DEL FETICHISMO (DE 1842 A OCTUBRE DE 1843)

Marx, todavía no socialista, pequeño burgués demócrata radical, defiende la libertad en general, la libertad de prensa en particular, ante el Estado autoritario, policíaco, y en la línea crítica de los pietistas.

ORIGEN DE LA CRÍTICA ANTIFETICHISTA DE LA ECONOMÍA POLÍTICA (DE OCTUBRE DE 1843 A 1844)

Pareciera que la Introducción a la crítica de la Filosofía del derecho de Hegel, y al menos la primera parte de La cuestión judía, las escribió Marx en Kreuznach antes de trasladarse en exilio a París. Son obras presocialistas (pequeño burguesas radicales).

La miseria religiosa es, por una parte, la expresión de la miseria real y, por otra, la protesta contra la miseria real [...] La religión es opio del pueblo.

Esquema 1.1     
DIVERSOS NIVELES DE LA ESENCIA DE LA RELIGIÓN Y SUS MANIFESTACIONES, ABSTRACTAS Y CONCRETAS, PROFUNDAS Y SUPERFICIALES
Marx se sitúa siempre en el Nivel II.B del esquema 1.1, pero no vislumbra (aunque hay indicaciones positivas, como veremos), ni por ello niega la esencia absolutamente abstracta de la religión (Nivel I) (como la relación abstracta de la persona y el Absoluto, sea el que fuere) y su posible manifestación concreta: la esencia general de la religión como liberación (Nivel II.A).

Habiendo entonces llegado a París, trabando contacto con la clase obrera industrial y habiendo leído el artículo de Engels: «Esbozo de una crítica de la economía política», se produce la ruptura –palabra de Marx y no aquí de Althusser– a finales de 1843 o comienzo de 1844.

De pronto Marx realiza una inversión completa, y de una crítica teológica baueriana (obsérvese que para Marx el problema había sido teológico) contra la religión positiva en favor de un Estado como expresión del hombre genérico según Feuerbach, ahora lanza una crítica económica contra la religión práctico-fetichista en favor del proletariado.

«No busquemos el misterio del judío en su religión, busquemos el misterio (Geheimnis) de su religión en el judío real [...] ¿Cuál es el culto mundano (weltliche Kultus) que el judío practica? La usura. ¿Cuál su dios mundano? El dinero».

Ahora es necesario «acabar con la esencia empírica» (económica) de la religión, y el judaísmo como religión de dominación quedaría aniquilado.

Desde este momento en adelante el ateísmo no es más necesario; el socialismo es la superación práctica de tal ateísmo. Esta es la posición definitiva de Marx sobre la cuestión, y por ello nunca aceptará en el futuro un ateísmo militante.

Aquí ya tenemos una idea concreta y exacta del demonio, de satán. Es una «fuerza divina», un «Poder», una Divinidad visible. Y de todo esto la economía política no nos proporciona ninguna explicación.

CRÍTICA DEL IDEALISMO RELIGIOSO (1844-1846)

Pág. 51 ...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario